Esta bebida a base de agua y miel se asemeja al plasma humano; aporta al menos 8 enormes beneficios para tu salud. En este artículo te contamos en detalle cuáles son y todo lo que pasa en tu cuerpo cuando bebes esta infusión.
Fortalece tu sistema inmunitario
Esta prodigiosa bebida te ayuda a generar más resistencia contra bacterias, virus y hongos gracias a las propiedades de la miel.
Combate la artritis
Existen investigaciones que revelaron que consumir agua con miel ayuda a pacientes con artritis a experimentar un alivio en los dolores que padecen en tan solo unos pocos minutos.
Energizante natural
Beber agua de miel nos ayuda a combatir la fatiga y el cansancio y permanecer mas activos debido a que incrementa la actividad cerebral. Por lo tanto, si necesitas aumentar tu rendimiento físico o intelectual tienes a la mano este recurso natural y fuente de energía muy efectivos.
Regulariza el colon
El agua de miel es un excelente remedio casero para combatir parásitos que viven en el interior de nuestro intestino y órganos de nuestro sistema digestivo. Al beber esta infusión regularmente estarás impidiendo que se reproduzcan y, a la vez, se normalizará el funcionamiento del metabolismo.
Ayuda a Bajar de Peso
Prepara 1,5 litro de agua con miel para beber cada día y limpiarás tu sistema digestivo, optimizarás el metabolismo al eliminar más fácilmente las toxinas y, adicionalmente, conseguirás otro de sus grandes propiedades: la de ser un adelgazante natural para reducir el exceso de peso.
Reduce el colesterol
Beber regularmente esta infusión ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. Se ha demostrado que consumir esta bebida disminuye al menos en un 10% los niveles de colesterol en solo 2 horas desde su ingesta.
Nutre la piel
Además de un poderoso y recomendable alimento, el agua con miel es un recurso natural para ser aplicado a nuestra estética y belleza. El agua de miel permite
gracias a su acción sistemática que la circulación de la sangre en los vasos mejore y que las células de la piel sean activamente alimentadas.
La manera de lograrlo es lavarte con agua con miel y dejar actuar. Luego enjuaga tu piel con agua tibia. Si repites este procedimiento con regularidad obtendrás una piel muy suave, jóven y fresca.